¿Te ha sucedido a veces que sientes que le oras a Dios pero Él no te responde?
A mí me pasó…
…cuando pasé por la época de pesimismo y depresión que llamo “el túnel” durante mi adolescencia, debida a las decepciones amorosas que viví…
…le oraba a Dios y le preguntaba por qué…
…y no sentía una respuesta.
Al comienzo me molesté con Él y los angelitos, pero luego ellos me explicaron qué era lo que sucedía cuando yo no recibía una respuesta clara.
Eso me ayudó a entender que ellos siempre responden…
lo que en realidad sucede a veces es que esa respuesta es tan sutil que por eso puede pasar desapercibida.
A continuación te comparto cinco “tips” que me enseñaron para mejorar mi proceso de oración y, lo que es mejor, entender mucho mejor sus respuestas:
- Cuando vayas a pedir a Dios por algo, ten muy claro lo que vas a pedir; si hoy pides una cosa y mañana otra, la respuesta va a ser confusa también.
- Antes de pedir, da la gracias por lo que ya tienes en tu vida; los angelitos me enseñaron que así como lo menciona la Biblia, Dios aprecia mucho un corazón agradecido – y lo contrario: no le gusta el desagradecimiento -.
- No le digas a Dios cómo quieres que te responda, es decir, no le impongas tu voluntad: pídele, pero ten presente que su voluntad es la que prima. Él, más que tú, sabe lo que más te conviene.
- Cuando ores, ¡dale tiempo a Dios de responder! En muchas ocasiones sucede que pedimos y pedimos y no damos espacio para que Dios conteste. Nunca olvides que la oración, tal como me la definieron los angelitos, es un diálogo entre tú y Dios; no es un monólogo.
- Analiza qué tanto en tu corazón estás creyendo que lo que pides tendrá una respuesta. En otras palabras, con qué tanta fe estás pidiendo. Si pides sintiendo en el fondo que lo que pides no se dará, eso es lo que estás decretando como respuesta.