Quizás te lo has preguntado en más de una ocasión…
…¿por qué debes vivir lo que estás viviendo?
¿Qué supuesto aprendizaje trae esa situación que no has entendido y por eso sigues ahí, estancado y posiblemente, incluso, sufriendo?
¿Cómo saber qué hacer para que de una vez por todas puedas cerrar ese ciclo y avanzar?
Mientras se está viviendo la situación no es fácil entender los por qué.
Pero algo sí puedo decirte con certeza: así no lo parezca, hay siempre una razón positiva en cada experiencia que se vive.
En este momento te invito a hacer lo siguiente:
piensa en una situación de tu pasado que haya sido desafiante para ti, como por ejemplo, que te echaron de tu empleo, tu pareja te dijo que no deseaba continuar contigo, o alguien a quien considerabas un amigo te traicionó.
Trata de ver esta etapa de tu vida con objetividad y sin apasionamientos; si lo haces, te darás cuenta que luego de lo que viviste, de una u otra forma, creciste, maduraste y posiblemente dejaste algo o alguien atrás que no te convenía.
Sí, quizás dolió mucho, pero al final, fue lo mejor para ti.
Ahora, regresando al tiempo presente, quizás estás viviendo otra etapa de reto y desafío; el punto crucial es cómo entender qué te quiere enseñar para poder superarla más rápidamente y avanzar.
Para lograrlo, te sugiero que hagas lo siguiente:
Conéctate con tu interior; ve a tu corazón y pide la asistencia de tus ángeles para entender lo que Dios desee decirte.
Antes de preguntar a Dios, hazte las siguientes preguntas a ti mismo:
1. ¿Qué hice o dejé de hacer para llegar a esta situación? ¿Qué tanto contribuí o no para que esto se diera? (esta pregunta no busca hacerte sentir culpable de ninguna manera, pero sí es importante para darte cuenta hasta qué punto eres o has sido un participante activo o pasivo de lo que sucede).
2. ¿En algún momento, durante todo lo que he vivido, he sentido/percibido/ un «algo» que me ha dicho qué debo hacer para salir de esta situación?
Por favor sé lo más honesto que puedas; recuerda que al final tú eres el más beneficiado.
Luego de tener más claro el aporte que hayas podido entregar a la situación, pasa a hablar con Dios; puedes preguntarle lo siguiente:
1. Señor Dios, he entendido que hice / dejé de hacer (según las respuestas que hayas recibido luego del ejercicio anterior), pero quisiera pedirte que por favor me ayudaras a entender qué debo aprender de todo esto, pues aún no lo tengo claro. Por favor dame una respuesta o envíame una señal que me ayude a entender la razón por la cual estoy viviendo esto para poder así enfocarme en la solución y evolucionar al aplicarla.
Esta respuesta puede llegar en el momento que haces la pregunta o quizás llegue más adelante; por eso, lo importante es que estés muy atento a cualquier sensación o señal que percibas como un mensaje pues Dios y los ángeles utilizan muchas formas – en muchas ocasiones sutiles – para entregar sus respuestas (si deseas aprender en mayor detalle cómo entender lo que Dios y tus ángeles te dicen, te invito a leer mi libro ¿Por Qué Pido y no Recibo?)
Para poder entender la respuesta con claridad, algo que te sugiero mantengas presente y practiques es el reconocimiento. ¿Qué quiero decir con esto? Que muy dentro de tu corazón, en lo más profundo de tu ser, tú sabes la respuesta de aquello que te llevó a vivir lo que estás viviendo, pero en muchas ocasiones cuesta reconocer la realidad.
Para poder completar un aprendizaje en la vida hay que primero reconocer lo que hemos aportado para que esa situación se haya presentado y solo así podrás comenzar el camino que te sacará de allí.
Reconoce qué te faltó hacer; reconoce qué hiciste o dijiste que quizás no fue la mejor decisión; reconoce que quizás te faltó fe y por eso terminaste escuchando malos consejos; reconoce que tu obstinación y terquedad te mantuvieron en algo que no te convenía. Reconoce tu responsabilidad.
Nuevamente, con esto no busco que te sientas peor contigo mismo, pero si no reconoces lo que puedes mejorar y sobre todo aprender de lo que estás viviendo, seguirás viviendo el mismo aprendizaje hasta que lo hagas y eso es, a la hora de la verdad, lo menos que deseas, ¿verdad?
La respuesta a tu pregunta a Dios llegará; Él siempre responde. Si prestas atención a sus señales y mensajes y al mismo tiempo practicas el reconocimiento con humildad, este será el inicio de un cambio verdadero que te ayudará a superar esa situación que posiblemente te ha quitado la paz.
Tú puedes; Dios y tus ángeles están contigo; ¡no estás solo!
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