Para mí no siempre fue fácil estar en frente de una cámara…
…de hecho, ¡durante una buena parte de mi vida me escondía cada vez que veía una! ¡No me gustaba que me tomaran fotografías para nada!
Esa actitud tenía que ver con mi autoestima.
La tenía, como dice la frase popular, «por el piso».
No me sentía bien con mi aspecto. En la primaria sufrí de un cierto nivel de «bullying» por mi cabello, mis dientes, mi estatura, mi delgadez, etc., lo cual, obviamente, afectó la forma de verme a mí misma y de terminar aceptándome como era.
En un mundo en el que la apariencia es tan importante – más con la cultura de las redes sociales en que las ‘selfies’ se volvieron parte del día a día – y en el que se ven chicos y chicas super lindos tipo «The Bachelor», ¡la presión social y sicológica por «vernos bien» es muy grande!
Volviendo a mi historia, llegó un momento en el cual comencé a buscar la forma de verme distinta, para que mi pareja de ese entonces «me aceptara y me amara».
Dejé de aceptar que soy trigueña y quise volverme rubia a la fuerza; dejé de aceptar que era positivo ser delgada y renegaba de mi cuerpo; dejé de valorar el hecho de tener una cabellera abundante y comencé a renegar de ella y a desear que fuera todo lo contrario a lo que era naturalmente.
En pocas palabras, dejé de amar mi esencia. Qué grave error.
¿La consecuencia lógica? Mi depresión aumentó, al rechazar lo que yo era y, al sentirme tan fea, eso fue lo que precisamente comencé a proyectar.
Todas mis amigas tenían novio menos yo.
¿Cómo podría pretender que algún chico se fijara en mí si la energía que estaba irradiando de mí misma era de rechazo?
La idea que estaba enviando hacia el mundo exterior era «soy fea; ¡no me mires ni te fijes en mi!».
Sin embargo, Dios, que está siempre pendiente de todos y cada uno, comenzó a enviarme ayuda por medio de los ángeles.
A través de mensajes y señales, me fueron enseñando la manera en la que esa actitud me estaba perjudicando y que debía comenzar a trabajar en mi auto-aceptación.
«El verdadero amor comienza en el amor a ti misma», me dijeron.
Poco a poco me fueron entregando los pasos que me ayudaron a aceptarme y a quererme más y, sobre todo, a quererme de verdad.
Aprendí a honrar mi esencia y a valorar lo que Dios había hecho en mí.
Finalmente, me comencé a amar.
Un componente muy importante del proceso es la reprogramación de la mente subconsciente, y para lograr dicho cambio, existen diversas herramientas como la utilización de frases o afirmaciones positivas.
Por eso, a continuación deseo compartirte una lista de afirmaciones que yo utilicé y me sirvieron mucho en el proceso de transformación de rechazo a aceptación de mi ser y de mi imagen.
- Me quiero, me amo, me valoro, me aprecio.
- Me quiero y sé lo que soy y lo que valgo.
- Yo valgo, yo valgo, yo valgo y yo merezco.
- Merezco mucho pues Dios quiere que sea feliz.
- Estoy en este mundo para ser feliz. Soy feliz.
- Amo y soy amado(a).
- Mi corazón siente la alegría del amor cada día y doy gracias a Dios por ello.
De la lista, elige una o dos frases positivas que te llamen la atención. Todos los días, al acostarte, repítelas mentalmente hasta quedarte dormido, y en la mañana, al despertarte, primero da gracias a Dios por el nuevo día y luego comienza a repetirlas. Haz este ejercicio mínimo 2 veces al día, siendo una de ellas cuando estés ya descansando en tu cama para dormir.
Recuerda siempre que así como te sientas, eso es lo que irradiarás hacia el exterior. Ámate, acéptate y honra lo que eres. De esta manera, atraerás personas que sentirán lo mismo hacia ti.
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Que hermoso es leerte Ana, me transmites mucha paz, seguiré tus consejos para atraer el amor de mi vida! Gracias, gracias!! Son un ser de luz