Alguien te lastimó/hirió/hizo daño; eres consciente de la importancia del perdón como forma de liberación y por ello has trabajado en tu interior para dejar atrás esa situación. ¿Cómo saber si realmente ya la superaste o aún guardas un resentimiento hacia quien te ocasionó dolor?
¡Responde las siguientes preguntas y podrás confirmarlo!
1. Cuando recuerdas lo que esa persona te hizo:
A. Sientes rabia hacia ella;
B. Aunque no lo quisieras, las lágrimas comienzan a salir de tus ojos y te duele recordar lo que pasó;
C. No soportas escuchar a alguien mencionar el nombre de esa persona o que hablen de ella;
D. Cuando piensas en la persona, oras a Dios y pides por su bienestar general;
E. Si tienes contacto con ella, puedes continuar actuando normalmente como si nada hubiera pasado.
2. Cuando piensas en esa persona:
A. Lo primero que llega a tu mente es el daño que te ocasionó;
B. ¡Deseas que sus asuntos le salgan al revés!
C. Recuerdas los buenos momentos que pasaron;
D. Piensas en lo bueno que ella tiene en su forma de ser y no en sus defectos;
E. Sientes una total indiferencia – sin rabia – cuando lo haces.
3. Si por alguna razón esa persona te llegara a pedir – o te pide – un favor:
A. Tu respuesta es un ¡no! rotundo (si le contestas) y en tu interior piensas: ¿¿cómo se atreve a pedirme ayuda después de lo que me hizo??
B. Te molesta mucho que te pida el favor, pero de una forma muy diplomática le dices que no te es posible hacerlo (aunque pudieras);
C. Le dices que vas a buscar la forma de ayudarle, pero luego te “haces el loco” e ignoras la situación;
D. La ayudas pero de mala gana;
E. Si te es posible ayudarle, lo haces y no te molesta hacerlo.
4. Cuando oras y meditas sobre lo que pasó:
A. Lo haces pensando “¿por qué esa persona me lastimó así?, es decir, te enfocas en lo que la persona te hizo y cómo eso te hizo sentir;
B. Piensas en lo injusta que es la vida y cómo otros te han hecho sufrir;
C. Reflexionas en tus propias acciones y cómo ellas pudieron haber contribuido a que las cosas fueran diferentes;
D. Pides a Dios que te ayude a entender de lo vivido para continuar con tu crecimiento interior;
E. Mandas bendiciones a esa persona desde tu corazón y le envías vibraciones de amor y perdón.
5. Si el tema de esa experiencia difícil surge en una conversación:
A. Lo evades completamente y tu respuesta siempre es “no quiero hablar de eso”;
B. Te enfocas en criticar y juzgar a la persona que te lastimó;
C. Te cambia el genio completamente y te desestabilizas emocionalmente;
D. Hablas sobre lo que aprendiste de ella y de tus propias acciones en lo que pasó.
E. Puedes hablar tranquilamente sobre lo que pasó y pasas al siguiente tema.
Has realmente perdonado si respondiste:
1 – d ó e
2 – d ó e
3 – e
4 – e
5 – d ó e
Recuerda: el “termómetro” para confirmar si realmente perdonaste a esa persona es
- Recordarla sin sentir rabia o un deseo de venganza; y
- Enfocarte en lo que esa experiencia te enseñó para ayudarte a crecer y madurar como ser humano en lugar de enfocarte en lo “mala” que es la otra persona.
Nunca olvides que cuentas siempre con la ayuda de Dios, tus ángeles guardianes y los ángeles del perdón y la reconciliación para trabajar tus niveles de perdón y poder liberarte de las cadenas que el resentimiento generan.
¿Quieres aprender más de los ángeles? En mi libro Perdona y vive el presente con la ayuda de los ángeles te comparto la guía para romper lazos del pasado y aprender a vivir una vida en mindfulness y manifestar un gran futuro con la ayuda de los seres de luz.
Coordinar una consulta angelical con Ana es fácil, para reservar una cita o conocer los tres tipos de consejería que ofrece, accede aquí.