Quizás te ha sucedido…
…oras, pides a Dios por algo y sientes o percibes ‘algo’ que pareciera fuese una respuesta que Él te ha enviado…
…en ese momento te detienes y piensas: ¿fue realmente un mensaje o solo me lo imaginé?
Y, al final, quedas en las mismas pues esta duda no te permite saber qué hacer con respecto a tu situación.
¿Qué hacer para evitar esta confusión y confirmar si efectivamente fue una respuesta de Dios?
¿Cómo confirmar que no te estás enloqueciendo y que realmente estás estableciendo una conexión espiritual?
Aquí te comparto algunas de las diferencias principales entre un mensaje que proviene de Dios y tus ángeles y uno que proviene de tu mente o imaginación:
- Dios y tus ángeles te hablan de una manera muy dulce pero firme a la vez; no titubean. La mente titubea todo el tiempo.
- Los mensajes del cielo son siempre positivos y esperanzadores; los de la mente, por su parte, son negativos y te muestran el peor escenario posible en la situación que vives;
- Una respuesta proveniente de Dios a través de los ángeles será siempre la misma así se la preguntes un millón de veces. Con la mente, por el contrario, cada vez que hagas la pregunta vas a recibir una respuesta diferente.
- Cada vez que Dios te habla da una sensación de paz y de que todo estará bien; la mente, por su parte, te hará sentir más pesimista y de que todo en lugar de mejorar, empeorará.
El nivel de tranquilidad y certeza de que estás protegido y de que Dios te ayudará es el mejor ‘termómetro’ para distinguir la fuente del mensaje que recibas. Él te ama, tus ángeles te aman y siempre van a querer que te sientas bien y tengas fe de que todo en tu vida va a mejorar. La mente busca todo lo contrario: que te estanques, que no avances y que, a través del miedo, sigas bajo su control.
Si deseas aprender más en detalle cómo establecer una conexión clara y fuerte con Dios y con tus ángeles, lee mi libro ¿Por Qué Pido y no Recibo? ya disponible en las librerías de Colombia, Ecuador y en versión e-book en Amazon.com